ENVÍO GRATIS EN COMPRAS SUPERIORES A $21000 (Válido para Capital Federal)

Todo hombre lleva dentro de sí el deseo de la felicidad y la paz verdadera. Esta alegría perfecta se logra en la unión íntima del alma con el Dios Creador de todas las cosas, y presente en cada una de ellas.

Para llegar a este descanso en la contemplación del Amado, hay un camino muy simple; basta abrir los ojos y leer el libro de la creación. Se trata de buscar al Dios escondido, rastrear las huellas que él mismo ha dejado impresas, y ser impulsados por el amor a Cristo crucificado.

San Buenaventura viene a ser nuestro guía en este Itinerario. Él nos explica cada uno de los pasos a seguir manifestando en ellos la propia experiencia, la misma que comenzó sumido en la meditación en el monte Alverna. Prolonga así, también, el espíritu de su padre san Francisco de Asís.

Autor:

San Buenaventura -Juan de Fidanza- nació en Bañorea (Bagnoreggio), pequeña ciudad italiana en las cercanías de Viterbo. Durante su niñez estando gravemente enfermo, su madre lo presentó a San Francisco, el cual acercó al niñito de cuatro meses a su corazón y le dijo: "¡BUENA VENTURA!" que significa: "¡BUENA SUERTE. BUEN EXITO!". Y el niño quedó curado. Llegado a los umbrales de la juventud se afilió a la Orden fundada por su bienhechor. Sus bellas cualidades de mente y corazón, le atrajeron la simpatía y admiración de sus maestros y condiscípulos. Cuando apenas contaba treinta y seis años, la Orden, reunida en Roma en Capítulo, le eligió por su ministro general el 2 de febrero de 1257.

Sus normas de gobierno son en lo substancial válidas aún hoy, después de siete siglos. Con toda razón puede llamársele en cierto sentido el segundo fundador de la Orden de Francisco de Asís, del que escribió, a petición de los frailes, una biografía, modelo en el género por la serenidad crítica, amor filial y arte literario que la embellecen.

Los papas le distinguieron con su aprecio, consultándole en cuestiones graves del gobierno de la Iglesia. El 15 de julio de 1274, entregaba a Dios su bendita alma El Papa mandó -caso único en la historia- que todos los sacerdotes del mundo dijeran una misa por su alma.

El papa Sixto IV le canonizó el año 1482. En 1588 le proclamó doctor de la Iglesia Sixto V, asignándole el título de Doctor Seráfico. El sapientísimo León XIII le declaró príncipe de la mística. Y Pío XII exhortaba recientemente a los cultivadores de las ciencias eclesiásticas con palabras de San Buenaventura a unir el estudio con la práctica y la unción espiritual.

Cantidad de páginas: 96

Medidas: 11x16 cm

Itinerario de la mente hacia Dios

$3.950,00
Itinerario de la mente hacia Dios $3.950,00
Entregas para el CP:

Medios de envío

Todo hombre lleva dentro de sí el deseo de la felicidad y la paz verdadera. Esta alegría perfecta se logra en la unión íntima del alma con el Dios Creador de todas las cosas, y presente en cada una de ellas.

Para llegar a este descanso en la contemplación del Amado, hay un camino muy simple; basta abrir los ojos y leer el libro de la creación. Se trata de buscar al Dios escondido, rastrear las huellas que él mismo ha dejado impresas, y ser impulsados por el amor a Cristo crucificado.

San Buenaventura viene a ser nuestro guía en este Itinerario. Él nos explica cada uno de los pasos a seguir manifestando en ellos la propia experiencia, la misma que comenzó sumido en la meditación en el monte Alverna. Prolonga así, también, el espíritu de su padre san Francisco de Asís.

Autor:

San Buenaventura -Juan de Fidanza- nació en Bañorea (Bagnoreggio), pequeña ciudad italiana en las cercanías de Viterbo. Durante su niñez estando gravemente enfermo, su madre lo presentó a San Francisco, el cual acercó al niñito de cuatro meses a su corazón y le dijo: "¡BUENA VENTURA!" que significa: "¡BUENA SUERTE. BUEN EXITO!". Y el niño quedó curado. Llegado a los umbrales de la juventud se afilió a la Orden fundada por su bienhechor. Sus bellas cualidades de mente y corazón, le atrajeron la simpatía y admiración de sus maestros y condiscípulos. Cuando apenas contaba treinta y seis años, la Orden, reunida en Roma en Capítulo, le eligió por su ministro general el 2 de febrero de 1257.

Sus normas de gobierno son en lo substancial válidas aún hoy, después de siete siglos. Con toda razón puede llamársele en cierto sentido el segundo fundador de la Orden de Francisco de Asís, del que escribió, a petición de los frailes, una biografía, modelo en el género por la serenidad crítica, amor filial y arte literario que la embellecen.

Los papas le distinguieron con su aprecio, consultándole en cuestiones graves del gobierno de la Iglesia. El 15 de julio de 1274, entregaba a Dios su bendita alma El Papa mandó -caso único en la historia- que todos los sacerdotes del mundo dijeran una misa por su alma.

El papa Sixto IV le canonizó el año 1482. En 1588 le proclamó doctor de la Iglesia Sixto V, asignándole el título de Doctor Seráfico. El sapientísimo León XIII le declaró príncipe de la mística. Y Pío XII exhortaba recientemente a los cultivadores de las ciencias eclesiásticas con palabras de San Buenaventura a unir el estudio con la práctica y la unción espiritual.

Cantidad de páginas: 96

Medidas: 11x16 cm